El largometraje hace una mirada a la convulsa Ciudad de México, una urbe gigantesca donde viven más de 22 millones de personas y se entremezclan el pasado y el presente.
De acuerdo con el catálogo del certamen, Quagliata ofrece una ráfaga de imágenes, memorias fragmentadas, deidades ancestrales que se encarnan y sueños donde coinciden la intimidad y el tumulto.
En la misma categoría de Mejor Largometraje, el Premio Especial del Jurado fue para la obra chilena Denominación de Origen, de Tomás Alzamora, que además recibió el galardón del público.
También se entregaron dos menciones especiales para los filmes Salomé, del brasileño André António, y Todo documento de civilización, de la chilena Tatiana Mazú.
Como mejor largometraje chileno fue seleccionada la obra Una sombra Oscilante, de Celeste Rojas Mugica, que acerca al público a la historia de su padre quien combatió contra la dictadura militar y sufrió un prolongado exilio.
En la rama de Largometraje Juvenil Internacional se presentaron obras de Austria, Colombia, Francia, México, Serbia y Japón y la película ganadora fue 78 Días, de la realizadora serbia Emilija Gašićfue.
Mientras, como mejor Cortometraje Infantil Latinoamericano fue escogido Color piel, de los colombianos Fidel Barboza Gómez y Sebastián Castaño Tobón.
Estas dos últimas categorías tuvieron la peculiaridad de que los jurados fueron niños y jóvenes de entre 11 y 20 años, una iniciativa con el propósito de incorporar a las nuevas generaciones al mundo de la cinematografía.
Durante el Festival Internacional de Cine de Valdivia hubo también reconocimientos para la obra futurista, el Premio Sonamos, a la mejor mezcla de sonido, y se realizaron las habituales jornadas de debate conocidas como Encuentros Australes.
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