La campaña fue la respuesta a la aparición de distintos contenidos audiovisuales que imitan sus voces sin haberles consultado.
De acuerdo con la cadena pública estatal japonesa NHK, la Unión de Actores de Japón confirmó la generación de este tipo de trabajo mediante IA, sin autorización del profesional, y luego el resultado fue publicado en internet o vendido.
Como ejemplo, la entidad que representa a numerosos actores de doblaje citó que los softwares inteligentes han simulado voces de personajes de animación populares para que canten canciones no incluidas en el guion original.
Según NHK, la campaña contempla la publicación de más videos en redes sociales y otras plataformas con cierta periodicidad, para insistir en un tema tan relevante como lo es el de establecer límites claros entre lo aceptable y lo que no lo es.
Uno de los protagonistas de esta primera protesta audiovisual calificó de inadmisible el uso comercial de las voces sintetizadas, mientras todos insistieron en la rareza de encontrar grabaciones que suenan como ellos, hablando y cantando sin su consentimiento.
mpm/msm