Ya antes del inicio de la votación Mondlane anunció que si no ganaba la consulta paralizaría a este país del sur de África, excolonia portuguesa de Ultramar, combatida por el movimiento armado Frente de Liberación de Mozambique (Frelimo), liderado por el extinto Samora Moisés Machel, devenido partido político tras la independencia.
Mondlane concurrió a las elecciones con el apoyo del partido Renamo, surgido de un grupo ensamblado por el gobierno racista de la extinta Rhodesia y el apoyo de la Sudáfrica del apartheid para neutralizar al Frelimo.
Ante las amenazas del aspirante, tanto el presidente mozambiqueño, como su posible sucesor, Daniel Chapo, llamaron a la calma, a esperar el conteo oficial de la Comisión Electoral (CE) y a desoír “a personas que se proponen desestabilizar a Mozambique”.
Los resultados adversos a la aspiración presidencial de Mondlane surgieron temprano, tras la difusión del cómputo de la votación en esta capital, según los cuales el partido Frelimo registró 54 por ciento de las boletas, Mondlane 34 y el tercer competidor apenas el nueve.
Esas conclusiones se repitieron en las 11 provincias del país según los resultados difundidos por la CE.
Los comicios presidenciales fueron convocados en un panorama adverso por los devastadores efectos de una prolongada sequía que asoló a varios estados del mediodía africano y los efectos de los ataques armados de grupos armados asentados en la provincia de Cabo Delgado (este).
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