Ese empeño, afirmó días atrás en un discurso el exprofesor de leyes de 66 años ante el parlamento, tendrá como centro combatir el desempleo, el terrorismo y la corrupción y construir un país en el cual todos vivan con dignidad.
Durante su primer mandato, Saied estremeció la vida política tunecina cuando suspendió el parlamento, modificó la Constitución y ordenó el arresto de varios de sus oponentes, entre ellos empresarios y ejecutivos de su más firme antagonista, el partido An Nahda, de tendencia islamista.
Asimismo insiste en que enfrentará a “ladrones y traidores a sueldo de extranjeros”, que no identificó, y culpó a “fuerzas contrarrevolucionarias” de obstaculizar sus esfuerzos para apoyar a la economía tunecina.
Elegido con más del 90 por ciento de los votos, el mandatario fue investido anoche en una ceremonia cerrada a la prensa, lo que provocó que la Unión de Periodistas Tunecinos emitiera una airada protesta a lo que calificó de la actual “política de apagón y las restricciones a la labor de los comunicadores”.
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