En el análisis se discutirán tres acciones que tratan sobre la responsabilidad de los proveedores de Internet en la eliminación de contenidos con información manipulada y difusión de discurso de odio de forma extrajudicial, sin una determinación expresa por la Justicia.
La corte superior evaluará los reportes de los ministros Luiz Fux, Edson Fachin y Antonio Dias Toffoli. Los procesos fueron liberados para su análisis en agosto.
En el caso del hecho relatado por Días Toffoli, se juzgará la constitucionalidad de la regla del marco civil de Internet (Ley 12.965/2014) que requiere orden judicial previa para responsabilizar a los proveedores por actos ilícitos.
Por su parte, en el proceso informado por Fux, el STF debatirá si una empresa que hospeda sitio web en Internet debe fiscalizar contenidos ofensivos y retirarlos sin intervención judicial.
La demanda presentada por Fachin cuestiona la legalidad del bloqueo de la aplicación de mensajería WhatsApp por decisiones judiciales.
El año pasado, el Supremo celebró una audiencia pública para analizar las reglas del marco civil de Internet.
Se pretendía en la ocasión escuchar a expertos y representantes del sector público y de la sociedad civil para obtener información técnica, económica y jurídica antes de considerar el asunto.
Durante las elecciones presidenciales, tanto en 2018 como en 2022, las redes sociales jugaron un papel central en la propagación de noticias falsas (fake news).
En particular, WhatsApp, Facebook y más recientemente Telegram fueron canales a través de los cuales se distribuyó contenido con desinformación a gran escala, afectando la percepción pública sobre candidatos y hechos políticos.
Lo anterior llevó a un debate sobre la necesidad de mayor regulación y responsabilidad de las plataformas.
El expresidente Jair Bolsonaro (2019-2022) y sus seguidores fueron acusados de utilizar las redes sociales para manipular el discurso público, promoviendo narrativas falsas y teorías de conspiración.
Bolsonaro, en particular, aprovechó esas plataformas para construir una relación directa con sus adeptos, evitando los medios tradicionales, a los que acusa de ser parciales.
Sin embargo, tal estrategia también contribuyó a la radicalización de algunos sectores de la población y a un aumento en el discurso de odio.
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