El arqueólogo José López dijo a la publicación Caras y Caretas que se trata propablemente de la osamenta de un adolescente, hallada bajo los niveles de destrucción del caserío.
Según el experto, las evidencias apuntan a un período de operación de la Compañía de Filipinas, que mantenía en el lugar a personas esclavizadas en condiciones de confinamiento.
«Ahora cuando levantemos el esqueleto va a ser estudiado y se va a poder ver a través de algunos atributos morfológicos y del ADN si se confirma que sea un esclavo a todas luces», apuntó.
Dijo que continuarán excavando en el sitio con el objetivo de identificar elementos importantes como el muelle de desembarco y otros lugares de enterramiento.
La búsqueda tiene el apoyo de la organización no gubernamental Mundo Afro, cuya presidenta, Verónica Villagra, refirió los esfuerzos por dar sustento legal y antropológico a las investigaciones en el Caserío de los Negros.
Villagra afirmó que el descubrimiento de restos óseos constata y ratifica relatos transmitidos oralmente.
La directra de la Secretaría de Equidad Étnico Racial y Poblaciones Migrantes de la Intendencia de Montevideo, Leticia Rodríguez, destacó la importancia del hallazgo en el contexto del aniversario 300 de esta ciudad.
Subrayó que la aparición de la osamente confirma lo que ancestros y líderes comunitarios afrodescendientes compartieron durante generaciones.
Rodríguez enfatizó que el Caserío de los Negros «no solo preserva la memoria de la comunidad afrodescendiente, sino también un proceso de resistencia frente al racismo institucional» que, por mucho tiempo, intentó silenciar esos episodios.
Dijo que la llegada de personas esclavizadas es un capítulo oscuro y representa la fundación misma de Montevideo.
«Esos barcos negreros son los fundadores de Montevideo y en esos vestigios encontramos el alma de nuestros antepasados», remarcó.
La investigación arqueológica tiene el impulso de la comuna capitalina, la Unesco y la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad de la República.
Las excavaciones en el barrio de Capurro revelaron vestigios de infraestructura de la Real Compañía de Filipinas, que operó en Montevideo entre 1787 y 1812 como un centro clave para el tráfico de personas esclavizadas hacia el Virreinato del Río de la Plata.
Estas investigaciones se concentran en hallar indicios de los sitios de confinamiento donde miles de africanos fueron retenidos antes de ser vendidos.
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