La cultura de los palestinos está reflejada en el primer museo en América Latina, y tal vez en el mundo fuera de Palestina, que muestra parte de su identidad, y es también una forma de resistencia a los planes del régimen sionista de Israel de hacer desaparecer a ese pueblo, de borrar sus raíces y su historia milenaria.
Esta manifestación habla de quienes somos, de dónde venimos y cómo nos comportamos. Forma parte de nuestro ADN y constituye nuestra identidad desde que nacemos, valoró Siman Kury, presidente de la Asociación Palestina en El Salvador.
Es necesario para identificarnos con un origen y, cuando se vive fuera de tu tierra ocupada, es una carta de presentación que nos permite recordar, compartir y sentirnos en casa, agregó.
Incluso cuando no hay una casa a la que volver, es el pensamiento de los que sufren la tragedia (Nakba) hace 76 años, aseveró.
Los palestinos andan errantes por el mundo, viven en países como Siria, Líbano y Jordania, países de acogida, donde la integración en sus culturas e instituciones es necesaria, pero también cruzaron mares y océanos, y se radicaron en naciones de América como Chile, Colombia, Honduras, Guatemala y El Salvador.
En esta última nación, en el Club Árabe, será inaugurado el museo que exhibirá parte de la cultura de este pueblo que no deja de reclamar su derecho a la justicia y a la paz, incluso permitiendo en sus tierras ancestrales, dos estados, el judío y el propio, el de Palestina.
El recinto, impulsado por los descendientes de esa nación árabe, y la dedicación del dirigente y activista Kury, reflejará la culinaria tradicional, la música, bailes y trajes originarios, entre otras manifestaciones.
Este esfuerzo museístico no es más que la reivindicación de la identidad y de su cultura, la misma que no pudieron borrar los colonizadores desde que en 1948 comenzó la ‘Nakba’, mediante la cual más de 700 mil personas fueron expulsadas de sus hogares tras la guerra árabe-israelí.
La música, la numismática, la escritura, el teatro, el baile, e incluso, la comida son cultura y cuando pierdes esos, pierdes partes de ella.
Pese a los esfuerzos del régimen del apartheid por apropiarse de la cultura, que tratan de robarse y colonizar, el palestino resiste, y en el museo en San Salvador, una antorcha se enciende para que las víctimas del sionismo y sus descendientes preserven su identidad.
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