La cartera apuntó que junto al Ministerio de Seguridad Estatal y otros órganos especializados realizó un análisis pormenorizado de los datos alusivos al plan y el historial de navegación del vehículo aéreo no tripulado al desmontar todos sus módulos de control.
Mediante el examen del programa de control de vuelo se comprobó de manera fehaciente la naturaleza provocativa de ese acto descarado de los gánsteres del círculo militar de la República de Corea, que intentan eludir su responsabilidad sobre la incursión ilegal del dron sobre el firmamento de Pyongyang, señaló.
Las tensiones entre ambos países se agravaron luego de que a horas avanzadas de los días 3, 9 y 10 de octubre, drones de Corea del Sur dejaran caer sobre Pyongyang miles de volantes con propaganda subversiva.
De acuerdo con el Ministerio de Defensa Nacional (MINDEN), el artefacto caído formaba parte de la flotilla, según evidencian con exactitud los datos registrados en su bitácora.
Precisó que el artefacto despegó de la isla surcoreana de Paekryong a las 23:25:30 horas del 8 de octubre y al día siguiente, a la 1:32:8 horas, lanzó volantes entre el edificio del Ministerio de Relaciones Exteriores y la estación de metro Sungri, y a la 1:35:11 horas sobre el edificio del MINDEN.
Un portavoz de la cartera apuntó que “ya se ha emitido un ultimátum sobre la peligrosísima e imprudente provocación política-militar de la pandilla militar de la RC.
Si se repite un acto violador de la soberanía de la RPDC (…) se hará desaparecer por nuestra acción ofensiva formidable el origen de todos esos actos infortunados, fuentes de provocación, advirtió.
Después de los citados vuelos, Pyongyang declaró que Seúl había cruzado “la línea roja de su conducta provocativa” y que de ocurrir otro incidente similar “será apretado sin titubeo el gatillo para la defensa de la soberanía y la seguridad nacional”.
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