Su primer acercamiento a la mayor isla del Caribe se produjo en 1977, cuando junto a otros 15 jóvenes laosianos comenzó a cursar estudios en la Universidad Central de Las Villas “Marta Abreu”, en su caso en la especialidad de Lingüística hispánica.
Fueron tiempos hermosos aquellos, en los que además de adentrarse en su especialización se acercó a los estudios del Marxismo-Leninismo, la economía política y aprovechó también para aprender la vida práctica y la idiosincrasia positiva con los amigos cubanos.
“La atmósfera y el ambiente de amistad y solidaridad de la sociedad cubana me ha estimulado e inspirado en todos los sentidos”, afirmó en declaraciones a Prensa Latina el vicepresidente de la Asociación de Amistad Cuba-Laos, un cargo que desempeña desde que puso punto final a su carrera diplomática, en 2019.
Precisamente su paso por el mundo de la diplomacia le posibilitó tener un segundo contacto directo con Cuba casi dos décadas después de finalizar sus estudios universitarios, al ser designado en 2005 como embajador de Laos en la isla, una responsabilidad que ocupó durante siete años y cuatro meses, presume.
De todo lo aprendido en Cuba muchas cosas pudimos aplicarlas en Laos, dice Langsy, en cuya trayectoria laboral figuran su condición de funcionario, del Comité Central del Partido Popular Revolucionario (PPRL), primero, y del Departamento General de Asia-Pacífico del Ministerio de Relaciones Exteriores, más tarde.
Fungió, además, durante un lustro embajador de Laos en Kuwait, concurrente en otros países del Medio Oriente, antes de pasar a retiro.
Para Langsy, Cuba es – y será siempre – su segunda patria. Allí cosechó amigos que lo llevaron a conocer muchos pueblos de tres de las provincias del centro de la isla: Villa Clara, Cienfuegos y Sancti Spítirus, y además encontró a Ramón e Inés, un matrimonio que vivía cerca del poblado villaclareño de Camajuaní y que lo acogió como un hijo.
Pero sobre todas las cosas, remarca, tuvo un intenso aprendizaje.
En Cuba, dice, aprendimos el espíritu revolucionario, la defensa de los principios, la solidaridad, la amistad sincera y el espíritu internacionalista de dirigentes como Fidel y Raúl Castro.
“Recuerdo siempre las palabras de Fidel cuando decía que compartimos lo que tenemos, no lo que nos sobra…y eso es muy importante”, afirma antes de referirse al apoyo ofrecido por la nación caribeña a Laos desde comienzos de la década de 1970 en las esferas de la salud, la educación y más recientemente en el terreno deportivo.
Durante su encargo como embajador laosiano en Cuba, Langsy recibió la Orden de la Solidaridad del Consejo de Estado de manos del entonces vicecanciller Bruno Rodríguez, y mereció también los Sellos de Honor de los Comités de Defensa de la Revolución y del Gobierno de la Ciudad de La Habana.
“Gracias a la Revolución por haberme enseñado, tanto en mis años de estudiante como de embajador, la firmeza en la vida para vencer todos los retos y obstáculos”, afirma el coordinador del grupo de egresados laosianos en Cuba antes de ratificar el indeclinable compromiso de “trabajar sin límites para profundizar la fraternidad y hermandad entre nuestros pueblos”.
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