Pero exageraban, como demostró la vida con su paso inexorable.
Resultó que, en rigor de verdad, había otro mastodonte, ahora bautizado Charley, penando por compañía tras 40 años de cautiverio con todo y sus cuatro toneladas de peso, el último de su especie en esas condiciones en Sudáfrica, el cual disfruta de la libertad en una reserva privada.
El rescate corrió a cargo de los integrantes del equipo liderado por el director del Proyecto de Desarrollo de Cuatro Patas, el doctor Amir Jalil, veterinario egipcio por más señas, considerados los mejores expertos en los traslados de paquidermos en condiciones inadecuadas.
Animales gregarios, habituados a ser parte de manadas lideradas por hembras– tal vez el último vestigio de matriarcado sobreviviente en este mundo en el que reina el patriarcado– el aislamiento es contrario a su naturaleza, lo que da una idea del sufrimiento de este ejemplar durante su vida anterior.
Es cierto que Charley, o como se llame en el lenguaje de su especie, está bien entrado en años y puede que el amor le sea elusivo en el invierno de su existencia, pero nadie sabe, tal vez un reporte nos sorprenda con la noticia de que encontró pareja.
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