La víspera, Trump dijo a ABC News que podría imaginarse perdiendo las elecciones presidenciales ante su rival demócrata, la vicepresidenta Kamala Harris y en respuesta a si creía de alguna forma que podía ser derrotado su respuesta causó, más que todo, dudas.
«Sí, supongo, ya sabes», opinó seguido de una especie de trabalenguas: «Supongo que podrías perder, puedes perder. Quiero decir, eso sucede, ¿verdad?».
Y luego vino el remache cuando aseguró que cuenta con «una ventaja bastante sustancial. Pero, se podría decir… sí, sí, podrías perder. Podrían pasar cosas malas. Ya sabes, pasan cosas, pero va a ser interesante».
Todos los analistas y encuestadoras coinciden en que la carrera entre Trump y Harris podría ser la más reñida en la historia de Estados Unidos. De manera que ninguna campaña, a juzgar por los números, tiene una ventaja sustancial, a pesar de los comentarios de Trump que casi anuncian por adelantado su victoria.
Incluso, si los sondeos están desviados por un par de puntos porcentuales de un lado u otro, cualquiera de los dos obtendría la victoria.
Trump -que aún no admite que perdió en 2020 frente a Joe Biden y tiene dos juicios pendientes relacionados con su objetivo de revertir los resultados de hace cuatro años- insiste, como hizo entonces, que la única forma en que podría salir derrotado en las elecciones es mediante algún tipo de fraude.
«Podrían pasar cosas malas», es la frase que remarca en su retórica. La campaña de Harris advirtió que está preparada para que Trump declare su triunfo prematuramente.
La semana pasada, su exestratega Steve Bannon, tras salir de la cárcel, donde cumplió prisión por desacato al Congreso en la investigación por el asalto al Capitolio el 6 de enero de 2021, propaló nuevas teorías de la conspiración acerca de que los demócratas van a «tratar de hacer todo lo humanamente posible» para amañar estos comicios.
Trump pronunció ayer un discurso plagado también de teorías conspirativas en Lancaster, Pensilvania, donde intensificó sus ataques verbales contra el Partido Demócrata «diabólico» y contra los medios de comunicación de Estados Unidos.
Desde que el 13 de julio Trump sufrió un intento de asesinato, sus mítines al aire libre los celebra con un cristal blindado delante. «Tengo este pedazo de vidrio», dijo al señalar que «todo lo que tenemos realmente aquí son las noticias falsas. Y para alcanzarme, alguien tendría que disparar y atravesar a la prensa falsa. Y eso no me molestaría tanto».
De inmediato el portavoz de su campaña, Steven Cheung saltó en un comunicado: «La declaración del presidente sobre la colocación del vidrio protector no tiene nada que ver con que se dañe a los medios de comunicación, ni a ninguna otra cosa», acotó.
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