El TLC permitirá el intercambio de bienes y servicios entre ambas naciones, algo que en la práctica puede representar un paso estratégico para mejorar la competitividad del país con el mercado asiático y atraer más inversiones, aunque siempre enfrentando la presión del poderoso vecino del norte.
La ministra de Economía, María Luisa Hayem, señaló en días recientes el término de la segunda ronda de negociaciones hacia la firma del TLC entre ambos países, donde discutieron una serie de acuerdos en los capítulos de comercio de bienes y barreras técnicas al comercio, entre otros.
Asimismo verificaron la solución de controversias y arreglos comerciales con el fin de facilitar el intercambio de bienes y servicios entre ambos países, eliminar o reducir las barreras arancelarias e impuestos que dificultan importaciones y exportaciones.
Favorable para los salvadoreños es que hasta julio este año hubo un incremento de 536.4 por ciento de exportaciones hacia el mercado del gigante asiático.
“Seguimos avanzando hacia la meta trazada de finalizar la negociación del TLC con China, con el objetivo de abrir oportunidades para fortalecer el intercambio comercial entre ambos países y generar nuevas inversiones en nuestro país, afirmó Hayem en la red social X.
Los salvadoreños están abriendo una puerta a su comercio ante lo imprevisible que puede venir luego de las elecciones del 5 de noviembre en Estados Unidos y, al parecer, China pudiera ser el salvavidas de una economía que quiere despegar.
Muchos expertos predicen que el resultado de un Donald Trump en la presidencia pudiera representar el mayor choque para la economía global en décadas por su plan de subir los aranceles hasta un 60 por ciento al comercio con China.
Este pequeño país pudiera representar uno de los tantos mercados que se abrirán a la entrada de los productos chinos a la región, sin cuotas arancelarias y además receptor de inversiones directas en su economía, como aparentemente evidencian las políticas del gobierno de Nayib Bukele.
Todo es imprevisible, incluso algunos expertos estiman que Trump pudiera alcanzar un gran acuerdo con China pero, mientras tanto, Beijing avanza en la búsqueda de pactos con naciones como El Salvador y otros latinoamericanos que absorban parte de sus productos en detrimento de los estadounidenses.
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