La demostración abarcó todas las ciudades de la República Islámica en prueba de apoyo a las autoridades ante las persistentes amenazas de Estados Unidos e Israel de devastar este milenario país por su apoyo a las poblaciones de Gaza y el Líbano, sujetas ambas a ataques del Ejército de Tel Aviv.
A pocos días de la destitución del sha Mohamed Reza Pahlevi por una movilización popular que la inteligencia estadounidense fue incapaz de prever, estudiantes islámicos seguidores de las prédicas del Imán Ruollah Khomeini, asaltaron y tomaron la sede estadounidense y capturaron a 60 personas a 44 de las cuales tuvieron cautivas 777 días.
La toma de la embajada fue una forma de protesta por el asilo brindado por Estados Unidos al depuesto monarca persa, moribundo de un cáncer terminal, y que terminaría sepultado en Egipto.
Tras dos intentos descocados de rescatar a los cautivos con sendas operaciones militares, la crisis se solventó tras la derrota electoral del presidente James Carter, el acuerdo de devolver los fondos iraníes secuestrados en Estados Unidos y la coyuntura presentada por el inicio la guerra entre Irán e Iraq.
Es verdad de aceptación universal que la llegada a la presidencia del Ronald Reagan, en gran medida fue propiciada debido a la erosión de la figura de su antecesor por sus fiascos iraníes.
Los 44 años transcurridos desde aquel hecho inusual solo han servido para ahondar las diferencias entre Teherán y Washington hasta llegar al momento actual en el cual la potencia estadounidense, como es habitual, pone sus capacidades militares al servicio de Israel que apenas días atrás atacó el territorio iraní.
Tel Aviv insiste en que tiene preparada una operación para destruir el potencial castrense iraní; el guía espiritual persa anunció horas atrás que atacará Israel entre el 8 y el 9 del mes en curso, tras la proclamación del nuevo presidente en Washington.
Lleguen o no a concretarse las amenazas de ambas partes está claro que una conflagración entre ambos será devastadora para los protagonistas, la región levantina y el mundo ya que el comercio de petróleo resultará afectado si Irán bloquea el estrecho de Ormuz, paso obligado de parte del petróleo hacia Europa y Asia.
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