Sin embargo, las urbes deben formar parte de las soluciones para la mitigación y la adaptación al cambio climático y pueden llegar a ser sostenibles y verdes si se mejora su gestión, asevera el análisis del Programa de la ONU para los Asentamientos Humanos (ONU Hábitat), divulgado este martes.
Más de dos mil millones de personas residentes en las ciudades podrían estar expuestas a un aumento adicional de temperatura de al menos 0,5 grados Celsius para 2040 de continuar las tendencias actuales, alerta la pesquisa.
La acción climática en las metrópolis “sigue sin estar a la altura de la escala e intensidad de los desafíos que afrontan esos lugares”, juzgó la entidad.
Hoy en día, ilustró, los habitantes de las ciudades tienen acceso a un promedio de 30,6 metros cuadrados de espacios verdes, menos de la mitad del que gozaban hace 30 años.
La falta de financiamiento para infraestructura urbana adecuada agrava la situación: sería preciso contar con hasta 5,4 billones de dólares al año para construir y mantener sistemas resilientes al clima en las ciudades, indicó la estimación.
Sin embargo, contrastó, el financiamiento actual asciende a apenas 831 mil millones de dólares, de los cuales solo el uno por ciento se destina a la acción climática de adaptación urbana.
A escala global, las intervenciones climáticas no han logrado proteger a las comunidades más vulnerables e incluso empeoraron su situación; tal es caso de la llamada “gentrificación verde”, es decir, de acciones beneficiosas como la creación de parques, las cuales conducen al desplazamiento directo de hogares pobres y al incremento de los valores de las propiedades.
No obstante, un creciente número de ciudades y comunidades están adoptando medidas, en muchos casos con poco o ningún apoyo nacional e internacional, para fortalecer su resiliencia colectiva y reducir sus emisiones.
Esas iniciativas, abundó ONU Hábitat, generalmente surgen de abajo hacia arriba, es decir, comienzan en la comunidades, incluidos los asentamientos informales y van escalando hasta llegar a las instancias de administración pública.
Algunos resultados son muy alentadores y en muchos países desarrollados las emisiones urbanas per cápita son ahora inferiores a los promedios nacionales, aseguró el organismo.
“Contrariamente a la percepción de que las ciudades son contaminantes, los países no están condenados a enfrentar crecientes emisiones mientras se urbanizan: se pueden lograr vías de cero emisiones netas o bajas en carbono mediante opciones de planificación adecuadas que respondan al clima”, sintetiza el informe.
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