Un comunicado divulgado por el Instituto Nacional de Estadísticas (Istat), señala que ese evento, copatrocinado por esa institución, así como por el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) y el Banco de Italia, tuvo como objetivo “poner el bienestar multidimensional en el centro de las políticas, la medición y la acción social”.
La OCDE está integrada en la actualidad por 38 países, entre ellos Alemania, Austria, Bélgica, Canadá, Dinamarca, España, Estados Unidos, Francia, Grecia, Irlanda, Islandia, Italia, Luxemburgo, Noruega, Países Bajos, Portugal, Reino Unido, Suecia, Suiza, Türkiye,
Japón, Finlandia, Australia, Nueva Zelanda, México y República Checa.
Se incluyen además Corea del Sur, Hungría, Polonia, República Eslovaca, Chile, Israel, Eslovenia, Estonia, Letonia, Lituania, Colombia y Costa Rica.
Entre las principales actividades de esta cita, copresidida por Mathias Cormann, secretario general de la OCDE, así como por Francesco Maria Chelli, máximo representante del Istat y el titular del MEF, Giancarlo Giorgetti, se destacaron mesas redondas sobre temas de alto impacto.
Se incluyeron las relativas a las próximas fronteras para la medición y los datos del bienestar, además de otras relativas a la influencia del cambio climático, el aprovechamiento de la tecnología y la Inteligencia Artificial (IA) y una sobre los efectos del cambio demográfico con el envejecimiento poblacional.
Se destacó, en particular, la presentación del reporte sobre Bienestar y desigualdad en Italia, con un enfoque que tuvo en cuenta la identificación de los grupos más desfavorecidos.
Se aprecia en ese estudio que las regiones del norte de este país presentan con mayor frecuencia indicadores de bienestar con valores mejores que la media nacional, mientras que en el sur es marcada la desventaja, especialmente en los ámbitos del trabajo y de las relaciones sociales.
Desde el punto de vista de las desigualdades de género, se apreció en este análisis que una mujer joven de cada tres, de entre 25 y 34 años, tiene un título, frente a uno de cada cuatro hombres, además de que los itinerarios educativos femeninos se caracterizan por mejores resultados, con menos abandonos y mayores capacidades.
Pese a ello, las mujeres siguen siendo penalizadas en el mercado laboral, poniendose de relieve una brecha persistente en las tasas de empleo, con 56,5 por ciento frente al 76,0 entre los hombres, además de tener una menor presencia en puestos de representación política, en la cima de las instituciones académicas y en las entidades económicas.
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