Según la nota del departamento de exteriores, al diplomático se le expresó una firme protesta por las acciones hostiles y discriminatorias de Chisináu contra los veedores rusos a corto plazo de la misión de supervisión de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE).
Antes de la primera ronda de las presidenciales en Moldavia y el referendo sobre la adhesión de la república a la Unión Europea (UE), que tuvieron lugar el pasado 20 de octubre, las autoridades moldavas se negaron a acreditar a cinco observadores internacionales de Rusia.
Además, antes de la segunda vuelta de los comicios del 3 de noviembre, en el aeropuerto de Chisináu les prohibieron la entrada a tres miembros rusos de la misión de la OSCE, pese a la acreditación otorgada por el Comité Electoral Central moldavo.
Esas acciones constituyen una grave violación por Chisináu de sus obligaciones internacionales, en particular del Documento de la Reunión de Copenhague de la OSCE de 1990 y de la Convención de la CEI (Comunidad de Estados Independientes) de 2002 sobre las normas de elecciones democráticas, recalcó la Cancillería rusa.
El ente diplomático agregó que una protesta similar fue presentada ante los dirigentes de la OSCE.
Moldavia celebró el 3 de noviembre la segunda ronda de las elecciones presidenciales, que le otorgó un segundo mandato a la actual mandataria, Maia Sandu.
La gobernante aventajó a su contrincante, el ex fiscal general de Moldavia (2019-2023) Alexandr Stoianoglo, con un 55,33 por ciento de votos frente al 44,67, en una carrera bastante apretada, con giros hacia ambos lados durante la jornada electoral.
En la primera vuelta, Sandu cosechó un 42,45 por ciento de apoyos, y Stoianoglo un 25,98. La segunda vuelta se celebró porque ningún candidato obtuvo el 50 por ciento de los apoyos, necesario para proclamar la victoria.
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