En general apacible por su estabilidad política y económica, en esta ocasión el sufragio está velado por alegaciones de espionaje telefónico contra personalidades políticas y sociales y jefes policiales que salpicaron al primer ministro Pravind Jugnauth, cargo que desempeña desde 2017, quien aspira a la reelección.
A diferencia de la mayoría de los estados del continente, la economía mauriciana navega viento en popa gracias a una industria turística con muy buenos resultados, agricultura productiva y finanzas en general saneadas, según los informes de organismos internacionales.
Jugnauth, apoyado por una coalición de cinco partidos categorizados como de centro-izquierda, sale como favorito de la contienda en la cual su contrincante con más posibilidades es Navin Ramgoolam, candidato también por una agrupación de partidos bautizada Alianza para el Cambio.
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