Desde el jueves y hasta el sábado las partes debatieron las acciones conjuntas en los territorios de Beni, Lubero y Mambasa, y se declararon satisfechas con los resultados obtenidos hasta el momento.
El coronel Mack Hazukay, portavoz del ejército congoleño en la región, elogió a las poblaciones locales por su colaboración con las fuerzas de seguridad, lo cual fue crucial en términos de inteligencia y de apoyo moral.
Mencionó que la coalición con Uganda logró recuperar el control de varias zonas estratégicas anteriormente dominadas por los rebeldes, como el Graben, el valle de Mwalika y los macizos de Ruwenzori.
No obstante, dijo que son necesarios esfuerzos para eliminar las células durmientes en las zonas urbanas e insistió en la importancia de la vigilancia y la cooperación continua entre las fuerzas de seguridad y la población.
A pesar de estos avances, la sociedad civil en los seis grupos en Walendu-Bindi, al sur del territorio de Irumu, en Ituri, está preocupada por la ausencia de las Fuerzas Armadas en esa zona y las acciones de los ADF, que recientemente atacaron dos aldeas, masacraron a civiles e incendiaron más de 60 casas.
La población siente que ha sido abandonada y pidió este domingo el despliegue urgente del Ejército, pues los rebeldes atacaron esta semana las aldeas de Mukato y Makidi, donde mataron a un jefe tradicional y a otro civil, así como secuestraron a varias personas.
Según Radio Okapi, desde hace unos tres años se observa una relativa calma en la jefatura de Walendu-Bindi, sin embargo, la reciente escalada de violencia revela la necesidad de una intervención militar para proteger a los civiles y estabilizar la región.
dfm/kmg