En medio de la hambruna que se avecina en la Franja, a medida que se acerca el invierno, los desplazados forzosos duermen en el suelo en refugios improvisados rodeados de aguas residuales, dijo a la prensa Louise Wateridge, oficial superior de emergencias de esa entidad.
De acuerdo con la experta, el volumen de ayuda cayó en octubre en toda Gaza, con un promedio de 37 camiones por día para toda la población de 2,2 millones, el más bajo en meses.
Esas cifras representan alrededor del seis por ciento de los suministros comerciales y humanitarios permitidos antes de la guerra lo que provocó que 1,7 millones de personas en el enclave, el 80 por ciento de la población, no recibieran sus raciones de alimentos en octubre, agregó.
Mientras, a la ONU se le niega el acceso al norte de Gaza, donde la gente mendiga pedazos de pan y agua.
«Nadie de la Unrwa ha podido acceder al norte sitiado en más de un mes», confirmó la enviada al denunciar negativas para su propia entrada en esa porción para entregar tabletas de cloro y evaluar las instalaciones de los albergados.
Los colegas están atrapados en edificios residenciales sin poder salir, mientras que los ocho pozos de agua administrados por la Agencia en Jabaliya cesaron sus operaciones, dejando a la gente sin agua potable, lamentó.
La semana pasada, la Clasificación Integrada en Fases de la ONU, elevó su alerta por el riesgo de hambruna inminente en áreas del norte de la Franja.
«A medida que el sufrimiento sigue empeorando la gente está perdiendo la esperanza», remarcó por su parte la oficial de Unrwa.
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