Este miércoles será inaugurada en la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA), donde fueron asesinadas ocho personas el 16 de noviembre de 1989, la muestra expositiva “Huellas de la memoria”, altares a las víctimas del conflicto armado.
Exposición que, según los organizadores, el Centro Monseñor Romero, La Mesa contra la Impunidad en El Salvador y el Departamento comunicaciones y Cultura de la UCA, visibiliza y rinde tributo a las víctimas del conflicto armado que dejó una estela de cera de 75 mil muertos y desaparecidos.
El escenario está servido cuando se observa el 35 aniversario del crimen contra los sacerdotes jesuitas y dos mujeres salvadoreñas. Es la reafirmación de la memoria histórica y es, a la vez, un llamado a la Asamblea Legislativa, a trabajar en la reparación que demanda la ley de Justicia Transicional puesta en sus manos, aseguran los organizadores.
En esta cita con la historia, se expondrán fotos históricas relacionadas con distintos casos graves de violaciones de los derechos humanos cometidos durante el conflicto armado junto con pequeños altares en honor a los muertos de la guerra.
Este homenaje acerca a las nuevas generaciones a conocer y reflexionar sobre las graves violaciones a los derechos humanos durante el conflicto, en especial el derecho a la vida, el cual recientemente el presidente Nayib Bukele, en Costa Rica, llamó a defender.
En coincidencia, este lunes un tribunal reprogramó para hoy la audiencia por la masacre de jesuitas con la presencia de cinco imputados y procesar a seis como ausentes.
Entre estos se encuentran miembros del batallón Atlácatl de la fuerza armada de El Salvador, quienes bajo las órdenes del coronel Guillermo Benavides y civiles ausentes como el expresidente Alfredo Félix Cristiani y Rodolfo Parker, que escaparon para evitar la mano de la justicia.
Las víctimas de la masacre de la UCA, los jesuitas, eran partidarios de un acuerdo negociado entre el gobierno de El Salvador y el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), para detener un enfrentamiento que, entre otras cosas, se alimentaba con cerca de un millón de dólares diarios que invertía Estados Unidos.
La semana histórica en la que estará el recuerda de muchas masacres como la de campesinos en El Mozote y el asesinato de cuatro periodistas holandeses por el solo hecho de denunciar el genocidio del pueblo salvadoreño, se extenderá hasta el 21 de noviembre.
Días de recordación y homenaje durante los cuales “los altares llorarán a victimas como San Arnulfo Romero”, y expertos disertarán sobre la historia, el periodismo en escenarios desafiantes, y se expondrán fotos y gráficas que en voz popular piden el fin de la impunidad en El Salvador.
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