Es este el evento cultural más esperado todos los años en la República Dominicana, de ahí que es común ver a miles de personas todos los días en los espaciosos pabellones situados en la Plaza; a los niños recitando sus poesías favoritas, mientras otros disfrutan de largometrajes, presentaciones de libros y talleres didácticos.
También llama la atención la cantidad de estudiantes de todos los niveles que asisten al evento, muchos de ellos en compañía de sus profesores.
Ellos, por lo general, procuran las novedades que trajo a la Feria el Pabellón de la Imaginación, sin duda uno de los mayores atractivos.
Este pabellón, cerrado y climatizado, ofrece a los visitantes una experiencia que combina tecnología, creatividad y educación.
El espacio cuenta con un innovador piso de pantallas digitales, donde los asistentes pueden interactuar con contenidos visuales a través de una interfaz táctil o mediante gestos.
También el Instituto Tecnológico Santo Domingo ofrece una exposición dedicada a la mecatrónica, con modelos de robots diseñados para competencias y proyectos de diseño 3D realizados por sus estudiantes. Atraen el vehículo lunar con el que un grupo de alumnos ganó el Desafío de Exploración Humana de la NASA en 2024, y la posibilidad -gracias a la tecnología de realidad virtual- de recorrer un laboratorio y observar de cerca la morfología y composición interna del cerebro.
Asimismo, la población estudiantil participa en actividades educativas en el Pabellón de Animación a la Lectura y la Escritura, situado en el Museo de Historia Natural, y en el Pabellón Infantil, ubicado en el Museo Nacional de Historia y Geografía.
De igual modo, es notoria su asistencia a los stands de las librerías y editoriales, motivados por la interesante oferta de textos literarios y didácticos.
La Feria Internacional del Libro está dedicada este año al escritor dominicano Mateo Morrison, galardonado con el Premio Nacional de Literatura 2010, y permanecerá abierta al público hasta el domingo próximo.
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