En el documento, publicado por la oficina de prensa de la Santa Sede, leído este miércoles por el secretario de Estado del Vaticano, cardenal Pietro Parolin, en ese evento, que del 11 al 22 de noviembre se desarrolla en Bakú, capital de Azerbaiyán, el Sumo Pontífice lamenta el egoísmo que lastra ese empeño.
Esa actitud egoísta “individual, nacional y de grupos de poder, alimenta un clima de desconfianza y división que no responde a las necesidades de un mundo interdependiente en el que deberíamos actuar y vivir como miembros de una familia que habita la misma aldea global interconectada”, expresó Francisco.
El Papa enfatizó que esta COP29 se sitúa “en un contexto condicionado por una creciente desilusión con las instituciones multilaterales, y peligrosas tendencias a construir muros”, “mientras la preservación de la creación es una de las cuestiones más urgentes de nuestro tiempo, estrechamente relacionada con la preservación de la paz”.
El Obispo de Roma subrayó que “la sociedad se globaliza cada vez más y nos hace vecinos, pero no nos hace hermanos”, a la vez que el desarrollo económico no reduce la desigualdad y, por el contrario, favorece la priorización del beneficio e intereses especiales “en detrimento de la protección de los más débiles”.
Esa negativa tendencia, contribuye de manera importante “al progresivo empeoramiento de los problemas medioambientales”, enfatizó el Pontífice, y añadió que “es esencial buscar una nueva arquitectura financiera internacional centrada en el ser humano, audaz, creativa y basada en los principios de equidad, justicia y solidaridad”.
Las naciones más ricas deben reconocer “la gravedad de tantas de sus decisiones pasadas” y “perdonar las deudas de países que nunca podrán pagarles”, lo cual “más que una cuestión de generosidad, es una cuestión de justicia”, apuntó.
En tal sentido, expuso que existe una verdadera deuda ecológica entre el Norte y el Sur globales, relacionada con desequilibrios comerciales, con efectos sobre el medio ambiente, y el desproporcionado uso de los recursos naturales por parte de ciertos países durante largos períodos de tiempo.
“Se deben hacer esfuerzos para encontrar soluciones que no socaven aún más el desarrollo y la capacidad de adaptación de muchos países que ya están agobiados por una deuda económica paralizante”, aseveró.
Cuando se habla de financiación climática, aclaró, “es importante recordar que la deuda ecológica y la deuda externa son dos caras de la misma moneda, que hipotecan el futuro”.
El papa Francisco pidió en su mensaje a la COP29 “que las responsabilidades históricas y presentes se conviertan en compromisos concretos”, de modo que “de estas semanas de trabajo pueda surgir un nuevo Objetivo Colectivo Cuantificado sobre Financiamiento Climático”, como fruto de los debates.
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