Con la inauguración de tres exposiciones, cada una a salas repletas, el variado público asistente disfrutó de las muestras «Los vaivenes de la historia», de pintoras abstractas de los 50; «Cada respiro», de Glenda León, y «»Delirium tremens», de Rocío García.
«Los vaivenes de la historia» coloca su foco de atención en seis pintoras cubanas que intervinieron en un importante momento de renovación de nuestras artes plásticas.
Estas seis mujeres formaron parte de una insurgente generación de creadores de mediados del siglo XX en un panorama de gran complejidad y constante transformación, en el que defender las nuevas tendencias no figurativas era un desafío, incluso, para los hombres.
«Cada respiro», una exposición personal de Glenda León, que cuenta también con una obra homónima y consiste en una videoinstalacion con cinco canales sincronizados.
Esta muestra de León mayormente habla sobre la relación del hombre y la naturaleza, y cómo a través de la respiración, un acto bastante simple como ese que indica vida, y acoplados con imágenes de la naturaleza, nos fusionamos con ella tambien, según resume la descripción de la obra.
Al viajar hasta la tercera de las exposiciones visitadas, nos encontramos con «Delirium tremens», cuya autora, Rocío García, nos coloca ante la presencia de una obra muy singular.
Desde su arrancada y en medio del boom cubano de los años 80, la pintora supo mantenerse; un movimiento repleto de acciones plásticas, como postmodernismo criollo y tendencias postconceptuales. La artista buscó su esencia y la halló con colores puros, lienzos de espacios desbordados, personajes de geishas, enmascarados.
Así llegó García, atrevida, como caracteriza también a esta Bienal de la Habana hasta el 28 de febrero, una cita para encontrar y encontrarse con esos sitios abiertos y el propósito de ir atrapando espacios.
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