En el edificio de Arte Universal se apreció el performance NEGROCIAÇÃO, del artista brasileño Yhuri Cruz, invitado a este evento magno del arte contemporáneo exhibido en la isla.
Mucho interés suscitó la muestra colectiva de mujeres contemporáneas del Caribe titulada «La tradición se rompe pero cuesta trabajo».
Textiles, fotografías, arte digital, instalaciones, y multitud de colores y visiones de creadoras encantaron a los espectadores de este poco frecuente despliegue de obras hechas por féminas.
También quedaron abiertas las muestras personales del francés Ernest-Pignon-Ernest y de Thiago Martins de Melo, de Brasil.
Se disfruta allí desde el puro ambiente antillano concentrado en las piezas de la boricua Gisela Colón con su propuesta Materia prima del Caribe, que recibe a los espectadores, hasta piezas proventientes de Aruba, Guayana francesa, Cuba, Barbados, Guadalupe y otras naciones.
En la sala de arte francés cautivó el erotismo rebosante de las obras del artista galo Ernest-Pignon-Ernest, calado en paisajes citadinos desde brillantes a lúgubres.
Al decir del director del Museo Nacional de Bellas Artes, Jorge Fernández, estas exhibiciones y las inauguradas hoy en el Edificio de Arte Cubano, han sido exposiciones del arte, pero también de la resistencia por el arduo trabajo que han conllevado.
Pero ello demuestra que cuando un grupo de personas quiere hacer algo, nada en esta vida es imposible, resaltó Fernández.
Esta edición de la Bienal cuenta con la participación de 172 artistas cubanos y 230 extranjeros bajo la premisa «Horizontes compartidos».
La cita celebra sus 40 años de fundada y saluda el 505 aniversario de La Habana mientras se consolida como un espacio de encuentro y reflexión sobre los desafíos y las oportunidades del arte contemporáneo en un mundo globalizado.
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