La elevación, considerada como una de las pirámides naturales más grande del mundo, cuenta con una altura aproximada de mil 850 metros sobre el nivel del mar y constituye un museo vivo de la historia precolombina de la región.
En su base, por el costado norte, se halla una piedra con once escalones presuntamente labrados que conducen a una plataforma y en la cual los arqueólogos aseguran que se realizaban ritos ceremoniales.
A parecer fue usada por la tribu indígena zenufaná como sitio de ofrendas y lugar de culto donde fumaban grandes cantidades de sustancias alucinógenas, lo que se conoce en la tradición oral de los habitantes de la zona como la “piedra de las trabas” o el “altar de la bareta”.
Pero lo más impresionante del sitio lo encuentra el viajero cuando eleva la vista y aprecia un megalito saliente de la montaña que semeja un rostro humano, el cual ha sido bautizado por los moradores de la región como “la cara de la diosa” o la “la cara de la india”.
Más allá de las leyendas, para los geólogos el Cerro Tusa es una formación volcánica que emergió de la tierra en el período Terciario, hace aproximadamente 50 millones de años. No obstante, constituye el principal santuario precolombino del territorio.
Los arqueólogos fueron capaces de corroborar que, entre los años 0 y 800, la cultura zenufaná habitó la cuenca de la quebrada Sinifaná y realizaron ofrendas en las Cuevas de Santa Catalina, cercanas al cerro, donde se encontró un abundante depósito de tesoros como cerámicas de una vajilla muy fina, herramientas líticas, restos óseos de animales y semillas.
En la actualidad es un ícono cultural del municipio de Venecia y uno de los 30 lugares del departamento incluidos en el primer inventario geológico de Antioquia por su historia y características geográficas.
En 2017 fue declarado, por acuerdo del Concejo Municipal, como Área Protegida de Orden Local.
(Tomado de Orbe)