Fue construida en una elevación de 950 metros sobre el nivel del mar, según constató Prensa Latina durante una visita al lugar histórico.
El complejo arqueológico se erigió sobre las ruinas de un templo de los arameos y fenicios, en el siglo II antes de nuestra era (a.n.e), durante los períodos helenístico y romano.
Hosn Suleiman se distingue de otros templos de Siria, por sus grandes dimensiones y las inscripciones en griego antiguo y latín en la mayoría de sus paredes y puertas.
Las ruinas actuales de la fortaleza remontan a la época romana, precisamente entre los siglos III y I a.n.e, durante el reinado del emperador Septimio Severo.
En cuanto a su nombre (Suleiman), el mismo se debe a la creencia de los habitantes de la región de que era difícil construir una semejante obra por el hombre, ya que algunas de sus piedras pesan más de 70 toneladas.
Todo lo cual, según el imaginario, los llevó a atribuir la construcción a los “genios del profeta Suleiman”, quien era famoso en las historias antiguas por aprovechar los genios que Dios les dio para construir palacios y grandes edificaciones.
Desde finales del siglo XX, esta fortaleza se convirtió en un sitio eminentemente turístico que los viajeros y la propia población siria frecuentan, y disfrutan de sus peculiaridades arquitectónicas, únicas en la cordillera occidental de Siria.
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