Las relaciones entre Londres y Kiev se enfriaron, después de la llegada al poder del partido laborista y la tensión gira, sobre todo, en la decisión del Reino Unido de suspender el envío a Ucrania de los Storm Shadow, indicó el pasado día 9 el diario The Guardian.
El comando militar británico no está en condiciones de entregar a la nación europea partidas adicionales de los referidos misiles, pues considera necesario contar en este país con una cantidad suficiente de Storm Shadow para defender sus propios intereses, señala, por otra parte, The Sunday Times.
Además, el Ministerio de Defensa alberga las esperanzas de que Estados Unidos pueda autorizar el uso de armas de larga alcance de fabricación occidental en ataques en la profundidad del territorio ruso, destaca la publicación.
El citado medio de prensa especula que el empleo de las armas en territorio de Rusia se analizará en una reunión del primer ministro británico, Keir Starmer, con el presidente estadounidense, Joe Biden, en el marco de la cumbre del Grupo de los Veinte en Brasil.
Para reafirmar la intención de Londres de continuar con sus esfuerzos de rearme de Ucrania, The Sunday Times señala que el gobierno laborista anunciará en breve un nuevo paquete de ayuda bélica a ese país que incluye drones y “nuevas posibilidades marítimas”.
De acuerdo con Moscú, el suministro de armamentos solo extenderá el conflicto que se inició en parte, cuando el 24 de febrero de 2022 el presidente Vladimir Putin ordenó una operación militar para proteger a la población sublevada de la región del Donbás.
Desde entonces, Kiev recibió armamentos por más de 185 mil millones de dólares, mientras que las potencias occidentales lanzaron una guerra económica contra Rusia, con efectos dudosos, pues ahora ese país se sitúa como la cuarta economía del mundo, con un 3,6 por ciento del Producto Interno Bruto global.
Países como Alemania, Francia o Japón quedaron fuera del quinteto élite de la economía en el orbe, admitió el Fondo Monetario Internacional.
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