Los jefes de Estado de las 19 principales economías del mundo y las de la Unión Europea y Africana manifiestan en el documento un sentimiento de angustia por las guerras que se libran alrededor del mundo.
En consonancia con la Carta de la ONU, todos los Estados deben abstenerse de la amenaza o uso de la fuerza para buscar la adquisición territorial contra la integridad territorial y soberanía o independencia política de cualquier Estado, refiere el texto.
La declaración hace mención a los conflictos en la Franja de Gaza, el Líbano y Ucrania, destacando «el sufrimiento humano y los impactos negativos» de las guerras.
Sobre el conflicto en Oriente Medio, los líderes del Grupo de los Veinte (G20) destacan la «necesidad urgente de ampliar el flujo de asistencia humanitaria y reforzar la protección de civiles y exigir la eliminación de todas las barreras a la prestación de asistencia humanitaria a escala».
El escrito demanda el derecho palestino a la autodeterminación, reitera el compromiso inquebrantable con la visión de la solución de dos Estados, en el cual «Israel y un Estado palestino vivan lado a lado en paz dentro de fronteras seguras y reconocidas, compatibles con el derecho internacional y las resoluciones pertinentes de la ONU».
Además, los países del G20 manifestaron su apoyo a la tributación progresiva para que los ricos paguen impuestos de forma más efectiva y se comprometieron a continuar discusiones sobre la propuesta brasileña para la posible creación de un impuesto global a los superricos.
De acuerdo con la invitación de Brasil, si los cerca de tres mil 300 multimillonarios del mundo pagan un impuesto global equivalente al dos por ciento de sus riquezas en cualquier país en el que estén es posible recaudar anualmente entre 200 mil y 250 mil millones de dólares para financiar proyectos de combate a la pobreza, el hambre y el cambio climático.
Para los líderes del G20, la tributación progresiva es una de las herramientas clave para reducir las desigualdades, fortalecer la sostenibilidad fiscal, fomentar la consolidación presupuestaria, promover un crecimiento sólido, sostenible, equilibrado e inclusivo y facilitar el logro de los objetivos de desarrollo sustentable.
En la primera sesión del encuentro de este lunes, el anfitrión, el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, abrió la cumbre con la presentación de la Alianza Global contra el Hambre y la Pobreza.
También Lula defendió en la segunda sesión la reforma de Naciones Unidas para fortalecer el multilateralismo.
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