«Este año, la reforma de la gobernanza global entró definitivamente en la agenda del G20. Por primera vez, el grupo fue a la ONU y aprobó, con el respaldo de otros 40 países, un llamado a la acción. Pero este llamado es solo un toque de atención», afirmó Lula.
Alertó que la omisión del Consejo de Seguridad resulta en sí misma una amenaza a la paz y la seguridad internacionales.
«El uso indiscriminado del veto hace al órgano rehén de los cinco miembros permanentes», señaló.
Aseguró que, desde Iraq a Ucrania, de Bosnia a Gaza, se consolida la percepción de que no todo territorio merece tener su integridad respetada y que toda vida no tiene el mismo valor.
Consideró que intervenciones desastrosas subvirtieron el orden en Afganistán y Libia, y «la indiferencia relegó a Sudán y Haití al olvido. Las sanciones unilaterales producen sufrimiento y afectan a los más vulnerables».
Las instituciones de Bretton Woods, nombre de un acuerdo económico firmado en 1944 por 45 países aliados, en esa ciudad (Estados Unidos), que estableció las bases de la política económica global después de la Segunda Guerra Mundial, han puesto obstáculos a los propios objetivos de desarrollo sostenible que deberían promover, refirió.
En su discurso durante la reunión con los líderes de las 19 mayores economías del mundo y las uniones Europea y Africana, Lula evaluó además que la «globalización neoliberal» fracasó y defendió la revisión de reglas financieras que afectan desproporcionadamente a países en desarrollo.
«No es de extrañar que la desigualdad fomenta el odio, el extremismo y la violencia. Ni que la democracia está en peligro. La globalización neoliberal ha fracasado. En medio de las crecientes turbulencias, la comunidad internacional parece resignada a navegar sin rumbo por disputadas hegemonías», remarcó el líder progresista.
Sostuvo que el mundo quedó a la deriva, «como arrastrados por un torrente que nos empuja hacia una tragedia. Pero el enfrentamiento no es una fatalidad. Negar esto es renunciar a nuestra responsabilidad», razonó.
En la primera sesión de la cita cimera del G20, Lula abrió la cumbre con la presentación de la Alianza Global contra el Hambre y la Pobreza.
La iniciativa nace con 147 miembros fundadores, entre los cuales 82 países y 24 organizaciones internacionales.
«Sabemos por experiencia que una serie de políticas públicas bien diseñadas, como programas de transferencia de ingresos, como Bolsa Familia y comidas escolares nutritivas para niños, tienen el potencial de acabar con la plaga del hambre y devolver la esperanza y la dignidad a las personas», apuntó el líder progresista.
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