Entre las causas de este problema están las brechas en la cooperación internacional y las debilidades de los esfuerzos de las autoridades norteamericanas para frenar este flagelo.
En el lapso de 2018 al 2023, el 73 por ciento de las armas de fuego encontradas en el Caribe fueron rastreadas hasta el país norteño.
Esta cifra pone de relieve la magnitud del tráfico transnacional, que en la región contribuye casi al 90 por ciento de los homicidios.
Algunos países de la región desean rastrear e incautar armas, mientras que otros se muestran reacios a utilizar métodos como las entregas internacionales controladas, subraya el informe de la Agencia de Auditoría de Estados Unidos.
«Estas operaciones, que implican el envío de armas rastreables para infiltrarse en las redes de tráfico, a veces son rechazadas por las autoridades locales, lo que complica los esfuerzos para tener éxito», argumenta el documento dado a conocer por el diario digital Juno 7.
Las bandas armadas controlan el 80 por ciento de Puerto Príncipe y zonas aledañas, y tienen al país sumido en el caos, en gran medida por el tráfico armas desde Estados Unidos. Esta realidad va más allá de Haití, pues ese flagelo alimenta directamente la violencia en otras naciones del Caribe, haciendo imposible alcanzar la estabilidad y lamentando la pérdida de vidas humanas.
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