Según refirió el titular del Ministerio de Ciencia Tecnología y Medio Ambiente en su intervención durante las sesiones del sector ministerial de la COP29, el cambio climático no es un riesgo a futuro, sino un peligro presente y real para billones de personas y en especial para los Estados insulares en desarrollo.
En esas condiciones, la contribución de la COP29 resulta esencial, si comprendemos que fortalecer la ambición climática, pasa porque nuestros países puedan acceder a los medios de implementación necesarios, bajo las condiciones adecuadas, agregó Rodríguez.
Igualmente manifestó que su país ha sido afectado por fenómenos naturales ocasionados por el cambio climático, que han ocasionado millonarias pérdidas en un escenario caracterizado por del bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos y que constituye el principal obstáculo su desarrollo.
Recordó además que en ausencia de un flujo facilitado y predecible de los recursos requeridos, todos los llamados a la mitigación y a la resiliencia en países en desarrollo, corren el riesgo de convertirse en simple retórica.
Lamentablemente, la lentitud de la negociación internacional y las incertidumbres sobre las finanzas climáticas no generan la confianza necesaria para la implementación de las metas de adaptación y mitigación, acotó.
El titular de la nación caribeña recordó que se informa que el Fondo para Pérdidas y Daños no estará disponible hasta 2026, y las negociaciones de la nueva meta financiera han sido asaltadas por los intentos de pervertir las bases del Acuerdo de París.
En Bakú, tenemos una oportunidad histórica, la de habilitar la implementación de lo acordado y construido durante más de tres décadas de negociación, sentenció Rodríguez.
Igualmente señaló que mientras se escucha el manido argumento de que los responsables de proveer el financiamiento no disponen de suficientes recursos en relación con las necesidades identificadas, se conoce del aumento en nueve por ciento del gasto mundial en defensa.
En 2023, ese desembolso en armas alcanzó un récord de 2.2 trillones de dólares, con Estados Unidos a la vanguardia. “No podemos permanecer indolentes, mientras se privilegia la muerte por encima de la vida”, destacó.
A los países en desarrollo, nos asiste la autoridad moral de exigir a nuestras contrapartes de los países desarrollados el cumplimiento de lo convenido: su liderazgo en los esfuerzos de mitigación y la provisión de financiamiento, señaló el ministro cubano en su intervención.
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