De acuerdo con estimaciones de ese organismo, al menos 650 menores fueron asesinados o mutilados este año mientras se agrava la escalada que estalló en 2021 entre las fuerzas militares y grupos étnicos armados.
El creciente uso de armas letales en zonas civiles, como hogares, escuelas y hospitales, deja a los niños prácticamente sin espacios seguros, alertó al respecto el subdirector ejecutivo de Unicef, Ted Chaiban, tras una reciente visita al país.
De acuerdo con el representante, el contexto está robando el derecho de los infantes a la seguridad y la protección.
«Vi de primera mano lo vulnerables que son los niños y otros civiles en las zonas afectadas por el conflicto», agregó Chaiban tras visitar el estado de Kachin, donde un ataque mató recientemente a siete niños y dos adultos mientras jugaban fútbol.
Los combates provocaron hasta la fecha más de 3,4 millones de desplazados en todo el país, casi el 40 por ciento de los cuales son niños.
A la par, los fenómenos meteorológicos extremos como el tifón Yagi causaron este año graves inundaciones con impacto en más de un millón de personas, entre ellos miles de niños que quedaron sin acceso a la atención médica, la educación y otros servicios vitales.
En medio de esos desafíos, el acceso humanitario sigue limitado por el conflicto armado en curso, la inseguridad, los impedimentos burocráticos y la falta de telecomunicaciones y equipos de protección personal.
De acuerdo con el subdirector de Unicef, el llamamiento humanitario para 2024 está actualmente financiado en menos del 25 por ciento mientras que las necesidades son cada vez más urgentes.
El organismo y sus aliados humanitarios trabajan incansablemente para prestar servicios que salvan vidas, como la salud, la nutrición y la educación, especialmente en las zonas de primera línea y de difícil acceso, dijo el representante.
lam/ebr