En un comunicado conjunto, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA) estimaron que alrededor de 25,6 millones de personas en el país enfrentan ese riesgo.
En un contexto tan frágil, el costo de la inacción es realmente impensable, aseguró al respecto Peter Musoko, director y representante del PMA en la nación.
«Juntos, tenemos que trabajar con el Gobierno y la comunidad humanitaria para aumentar los recursos para esta crisis desatendida», pidió.
Las agencias mostraron especial preocupación por la región este, donde décadas de combates mantienen a los civiles atrapados en un ciclo de violencia.
En las hostilidades participan unos 100 grupos armados, incluida la milicia M23, que compite por el control de vastas riquezas naturales, amenazando la seguridad regional.
Segúl los datos divulgados, en las comunidades vulnerables de las provincias de Kivu del Norte, Ituri y Kivu del Sur, hay más de 6,5 millones de personas desplazadas.
Por su parte, la región de Tanganica padece los peores índices de inseguridad alimentaria tras intensas inundaciones en la República Democrática del Congo.
El más reciente informe del índice de Clasificación Integrada de las Fases de la Seguridad Alimentaria de la ONU estima que que casi todas las regiones están afectadas por niveles de crisis de hambre -nivel tres o superior de un máximo de cinco-.
En tanto, alrededor de 3,1 millones de personas desplazadas y retornadas en el noreste se encuentran en el nivel cuatro, con escasez extrema de alimentos.
A juicio de los expertos, eso equivale a indicadores excesivos de desnutrición aguda y enfermedades, junto con un riesgo cada vez mayor de muerte relacionada con el hambre.
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