Por su importancia económica, la huella medioambiental de este subsector exige rápidas medidas de mitigación y adaptación, consideró el Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC) en un llamamiento a elevar la inversión frente a la escalada de los riesgos climáticos.
Según los cálculos del organismo, harían falta inversiones anuales por 30 mil millones de dólares para la reducción directa de emisiones, mientras las necesidades totales podrían ascender a 65 mil millones si se incluyen los esfuerzos de adaptación al clima.
Elaborado en colaboración con Iberostar Group y Oxford Economics, el informe “Climate and Ocean: Quantifying Coastal and Marine Tourism and Protecting Destinations” subraya la doble urgencia de actuar contra el cambio climático y aumentar la resiliencia.
En 2023, el turismo costero y marítimo generó de forma directa ingresos por 1,5 billones de dólares y mantuvo 52 millones de puestos de trabajo a escala global, sopesó la fuente.
También representó aproximadamente el 50 por ciento del total de gastos de los turistas a nivel mundial, generando 820 mil millones de dólares en ingresos fiscales directos.
Sin embargo, los destinos costeros de todo el mundo, especialmente los situados en regiones vulnerables, se enfrentan a crecientes amenazas derivadas del cambio climático, como el aumento del nivel del mar, las condiciones meteorológicas extremas y la erosión en los litorales.
Los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo y las zonas costeras del Pacífico, en particular, están sometidos a fuertes presiones, con un aumento de los desplazamientos relacionados con el clima y pérdidas económicas que plantean retos urgentes, advirtió el WTTC.
A juicio de la institución, los posibles avances deberían contemplar cinco áreas claves: conservación marina, transporte marítimo, energías renovables oceánicas, alimentos acuáticos y turismo costero.
La acción acelerada y las inversiones en tales esferas podrían reducir las emisiones de gases de efecto invernadero hasta en un 35 por ciento y contribuir a un futuro resiliente, positivo para la naturaleza y con un balance neto cero para 2050, estimó la organización.
En opinión de la directora general del WTTC, Julia Simpson, el turismo costero y marino es «un salvavidas» para millones de personas en el planeta, generando 1,5 billones de dólares a la economía global; pero está en la primera línea del cambio climático.
“Proteger nuestra costa y la vida marina no es sólo una necesidad medioambiental, sino un imperativo social. Nuestro informe cuantifica la magnitud del reto. Reducir el impacto ambiental del turismo costero y marino podría costar 65 mil millones de dólares al año”, argumentó.
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