A pocas horas de iniciar el concierto en el capitalino Centro Cultural Benny Moré, el músico mencionó en conversación con Prensa Latina otras canciones a interpretar, como el bolero Tristezas, de José “Pepe” Sánchez, y La bayamesa, de Carlos Manuel de Céspedes, Francisco Castillo y José Fornaris.
En este país “hay un público magnífico, que te escucha, que incluso es muy conocedor de la música cubana”, dijo al expresar su satisfacción por encontrarse aquí como parte de una iniciativa del Ministerio de Cultura y el Instituto del Arte e Industria Cinematográficos de la isla.
“México fue quien nos acompañó para poder hacer la declaratoria del bolero como Patrimonio (Cultural Inmaterial de la Humanidad). Hay toda una historia de amistad, no solo musical -aunque musical también-, que hace que México y Cuba estén muy cerquita en ese sentido”, consideró.
Adelantó la presencia en el concierto de un invitado a su juicio fantástico y con el que ha trabajado infinidad de veces: el director fundador del trío Trovarroco, Rachid López, a quien lo une una amistad de tres décadas. El también vicepresidente de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de la mayor de las Antillas aprovechó la ocasión para destacar que el país caribeño posee “uno de los tesoros musicales más grandes del mundo”, aunque en su opinión se explota muy poco.
“El gran reto de la trova está en su difusión y eso ya no depende mucho de nosotros. Tú te paseas por todo el país y hay trovadores jóvenes buenísimos, haciendo canciones preciosas, pero nadie los conoce”, señaló Sosa, al agregar que otros tipos de música tienen copadas las redes, la radio y la televisión.
A su juicio, es muy criticable que se ponga tan poca música trovadoresca y se privilegie otros géneros que no son locales.
“Ni siquiera se escucha lo suficiente el son cubano, que es la más fuerte, querida, la de bailar. Son cosas que habrá que ir viendo y analizando”, apuntó.
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