Según el comunicado, el número plazas bajará de 27 mil 16 mil de aquí a 2030: eliminarán unos cinco mil empleados mediante “ajustes en la producción y la administración” internas, mientras otros seis mil correrán a cuenta externalizar el proceso a proveedores de servicios o ventas de áreas comerciales.
Thyssenkrupp espera reducir las capacidades fabriles de 11,5 millones de toneladas anuales de acero a a 8,7 o nueve millones de toneladas, debido al comportamiento previsible de la demanda.
“Es necesario optimizar y racionalizar exhaustivamente nuestra red de producción y nuestros procesos para estar preparados para el futuro”, argumentó el directivo Dennis Grimm.
Este lunes el ministro germano de Economía, Robert Habeck, se mostró a favor de aliviar la carga de la industria siderúrgica, en vista de los recortes anunciados por Thyssenkrupp Steel Europe.
Al decir del titular, la decisión del grupo es el resultado de la gran presión a la que está sometida la industria siderúrgica en todo el mundo desde hace muchos años.
En días recientes la multinacional alemana Bosch, proveedora de tecnología y servicios, confirmó que prescindirá de hasta cinco mil 500 plazas en su entramado internacional.
Más de dos tercios del total, unos tres mil 800 empleos, serán suprimidos en Alemania, confirmó una portavoz de la compañía a la agencia germana de prensa DPA.
La división Cross Domain Computing Solutions de Bosch, responsable del desarrollo de sistemas de asistencia y conducción automatizada, es la más afectada por los planes actuales, abundó el reporte.
Hasta fines de 2027, rebajarán tres mil 500 puestos de trabajo de esa división en todo el mundo, aproximadamente la mitad de ellos en territorio alemán.
En tanto, la transnacional estadounidense Ford Motor Company notificó que eliminará el 14 por ciento de sus puestos europeos debido al incremento de costos productivos.
Para Alemania podría significar un duro golpe dado el peso de la industria automotriz en la economía nacional y la decisión de otras empresas de aplicar similares políticas; por ejemplo, la germana Volkswagen contempla el cierre fábricas, la reducción de salarios y supresión de miles de empleos.
Fabricantes de automóviles como Nissan, Stellantis y GM también defendieron la pertinencia de aminorar gastos fijos frente a la competencia de sus rivales chinos y los retos asociados a la comercialización de vehículos eléctricos.
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