Tras el anuncio del fallecimiento, realizado por la familia el domingo en la noche a través de un comunicado, el mandatario sudafricano escribió este lunes en su cuenta en la red social X, donde expresó pesar por la desaparición física del escritor valiente y perseverante ante la persecución y enjuiciamiento por parte del estado del apartheid.
Ramaphosa se refirió a Breytenbach como un “humanista cuyo ataque literario sostenido contra el apartheid y sus ejecutores y promotores recorrió librerías, estanterías domésticas, salas de conferencias, galerías de arte y escenarios de teatro en todo el mundo”.
Recordó que, temeroso de su influencia en el electorado minoritario de Sudáfrica y en la opinión mundial, el régimen del apartheid lo encarceló por oponerse al sistema y canalizar a través de sus diversas formas de arte y afiliaciones políticas y fraternales la militancia, la tragedia y la resistencia de la lucha por la liberación.
“Mis pensamientos están con su esposa, Yolande, y su hija, Daphnée, en París, que ha sido el hogar de este hijo de Bonnievale en el Cabo Occidental durante décadas. Que su alma descanse en paz”, escribió el presidente.
Medios de prensa sudafricanos, franceses, alemanes y de otras latitudes se han hecho eco de la noticia de su muerte y destacaron la obra del autor de “Confesiones de un terrorista albino”, libro donde relata su condena por traición en 1975 y los siete años que vivió en prisión.
Breytenbach destacó como creador de literatura en afrikáans, una lengua derivada del holandés desarrollada por colonos blancos en la cual escribió colecciones de poesía, y además por ser un acérrimo crítico del apartheid.
Ese activismo llevó a su condena por traición y posterior encarcelamiento, tras lo cual se estableció en París donde continuó con su lucha contra el apartheid.
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