Durante un acto en Tuxpan, desde donde zarpó el Granma en 1956, el embajador de la mayor de las Antillas, Marcos Rodríguez, destacó lo “simbólico en aquella noche memorable en la que 82 iluminados abordaron un yate donde apenas cabían 20 personas”.
“Iban hacia su destino heroico, decididos a liberar a Cuba o a morir en el empeño”, aseveró el diplomático en el Museo de la Hermandad México-Cuba, al afirmar que la nave, “desde su salida de Tuxpan, iba ya sembrando principios, confianza y reforzando la estirpe de su líder, Fidel”.
Rodríguez hizo referencia a la travesía y las vicisitudes que aguardaban a los expedicionarios al llegar a la isla el 2 de diciembre de ese año, y aludió al espíritu de lucha de aquel grupo, el posterior nacimiento del Ejército Rebelde y el triunfo de la Revolución.
“En esa obra inmensa está implícita la herencia altruista y emancipadora que desembarcó con los expedicionarios del Granma, hace hoy 68 años. Historia en la que México tiene un lugar de honor por cuanto ha hecho y apoyado los sueños de libertad, emancipación y justicia social para Cuba”, dijo.
Agradeció a esta nación latinoamericana “por haber acogido a los revolucionarios cubanos en aquella heroica empresa”, por este “magnífico y eterno museo que no nos cansamos de apreciar” y por el cariño a la isla de Tuxpan, Veracruz y todo México.
El homenaje incluyó el izamiento de banderas de ambos países, una ofrenda floral y guardia de honor ante el busto del Héroe Nacional de la mayor de las Antillas, José Martí, y un recorrido por la réplica del yate Granma existente en el lugar, entre otras actividades.
Al acto asistieron ciudadanos y autoridades locales, así como representantes de la misión diplomática y de la brigada médica de la isla.
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