Por Ángel Darián Santa Cruz
El nuevo “Caníbal», como ya se le llama al pedalista balcánico —le precedió con tal seudónimo el belga Eddy Merckx, leyenda de los años 60-70 del pasado siglo—, destrozó vaticinios y con una temporada de ensueño se encumbró en lo individual y ubicó a su nación, Eslovenia, en la cúspide de uno de los deportes más exigentes.
El 26 de mayo del año en curso Pogacar se coronó a base de temple, resistencia y calidad en el Giro de Italia, para así llevarse a casa la maglia rosa como monarca del primero de los tres grandes certámenes del ciclismo de ruta y avisar que sería un contendiente de peso durante toda la temporada.
Con juventud (25 años), pero una maestría deportiva digna de comparar con cualquiera de los inmortales del ciclismo a lo largo de la historia, Pogacar enfrentó en el Tour de Francia otra prueba para constatar la fuerza de su «canibalismo» con la bicicleta. Seis etapas en La Grande Boucle vieron entrar con la mano alzada al prodigio esloveno del equipo UAE Emirates, quien regresó a la cima luego de coronarse en las versiones de 2020 y 2021: Giro y Tour no serían sus únicas hazañas en el año.
Pogacar encadenó cetros en Lieja-Bastona-Lieja, la Volta a Cataluña y la clásica Strade Bianche, pero sería en el Mundial de Zurich, Suiza, cuando el ídolo del país centroeuropeo al ganar la prueba de ruta, concretó la hazaña de lograr la Triple Corona (Giro, Tour, Mundial), conseguida antes solo por Merckx y el irlandés Stephen Roche.
En medio de un año de luz, Eslovenia sumó también el cetro en la Vuelta a España gracias a otro hijo ilustre, Primoz Roglic, para así eclipsar al mundo ciclístico y lograr una hegemonía nunca antes vista en la ruta masculina al ganar las tres grandes vueltas y el Mundial, proeza que sí ostenta Países Bajos en el sector femenino por intermedio de Annemiek van Vleuten.
Aunque desde hacía varios años el nombre de Tadej Pogacar resonaba en especialistas, fanáticos y conocedores en general del ciclismo de ruta, el 2024 devino en su gran carrera, a velocidad plena como si fuera una larga recta sin curvas, pero sí que las hubo, las enfrentó y las venció.
Resulta complejo nombrar en la actualidad a un ciclista más combativo, resistente, pujante sobre el cierre de los trayectos y completo que el esloveno, pues es un motor a toda máquina en llano y un escalador de excelencia que no deja margen a inseguridades en momentos decisivos.
El nuevo Caníbal, el del siglo XXI, devoró con hambre brutal el ciclismo de ruta del año 2024 y ya deslizó alguna mordida al aire a sus rivales: en 2025 proseguirá su ímpetu sobre el pedal para beneplácito de sus seguidores.
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