El pasado 16 de noviembre, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos reportaron el caso del clado I en un individuo que recién había viajado a África Oriental.
Las autoridades sanitarias de este país trabajan para identificar y hacer un seguimiento de los posibles contactos, pero hasta la fecha no se han detectado más casos del clado I en la región.
Entre enero de 2022 y el 31 de octubre de 2024, se notificaron 115 mil 101 casos confirmados de la también llamada viruela símica, 255 de ellos mortales, en 123 Estados Miembros de la Organización Mundial de la Salud.
Específicamente en las Américas, el mayor número de casos —todos del clado II— se registró durante 2022, alcanzando su punto máximo en agosto de ese año, para luego disminuir progresivamente a los largo de 2023 y 2024.
Se trata de una enfermedad zoonótica vírica causada por el virus del mismo nombre, que pertenece al género Orthopoxvirus, del cual existen dos clados diferentes: I y II.
Los síntomas incluyen fiebre, dolor de cabeza intenso, muscular y de espalda, poca energía, inflamación de los ganglios linfáticos y lesiones en las mucosas o erupción cutánea, esencialmente concentrada en la cara, las palmas de las manos y las plantas de los pies, aunque también puede aparecer en la boca, la región anogenital y los ojos.
Estos síntomas suelen durar entre dos y cuatro semanas, y desaparecen por sí solos sin tratamiento.
En una alerta epidemiológica, la OPS aconsejó a los países que permanezcan atentos y “continúen con sus esfuerzos de vigilancia, con especial énfasis en los grupos de alto riesgo”.
Según los expertos, los esfuerzos deben centrarse en la detección y diagnóstico tempranos, el aislamiento y el rastreo de contactos.
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