miércoles 27 de noviembre de 2024
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Roca de asteoide aporta datos sobre formación de sistema solar

Washington, 27 nov (Prensa Latina) Muestras de rocas recogidas en un asteroide por una nave espacial, y traídas a la Tierra, aportan información sobre el campo magnético del sistema solar y sobre su papel en la formación de planetas, destaca estudio, difundido hoy aquí.

La agencia espacial japonesa (JAXA) lanzó la sonda espacial Hayabusa 2 el 3 de diciembre de 2014, con destino a Ryugu, un pequeño asteroide rocoso. El viaje de ida duró tres años y medio: la sonda se situó en la órbita de Ryugu en junio de 2018.

Por sus características, los científicos consideran que Ryugu se formó en la región exterior de nuestro sistema planetario y que luego migró hacia el cinturón de asteroides para establecerse finalmente en una órbita entre la Tierra y Marte, sostiene un equipo internacional de científicos liderado por Elias Mansbach, un estudiante postdoctoral del MIT (Cambridge, EE.UU.).

El grupo ha estado analizando algunos granos de estas muestras de Ryugu para buscar indicios del campo magnético que debía imperar cuando se formó el asteroide en los orígenes del sistema solar, hace ahora más de cuatro mil 500 millones de años.

Conocíaamos que el campo magnético debió de ser importante en el sistema solar interior (entre 50 y 200 microteslas), donde se formó la Tierra; pero no teníamos idea si los campos magnéticos habían sido importantes en regiones externas. Los nuevos resultados obtenidos por Mansbach y colaboradores, muestran ahora que el sistema solar distante (la región situada más de siete veces más lejos que la distancia Tierra-Sol) poseía un campo magnético débil en la época de su formación, explican en el artículo.

Para analizar las muestras del asteroide, los investigadores utilizaron un magnetómetro, midieron la intensidad y la dirección de la magnetización de las partículas y, después, aplicaron un campo magnético alterno para ir desmagnetizando las muestras.

De esta forma, investigaron en qué condiciones magnéticas se había formado el material. También estudiaron, con el mismo método, algunos meteoritos caídos en la Tierra que poseen indicios de haberse formado en regiones externas del sistema solar.

Como resultado de estos análisis, los autores concluyen que el valor del campo magnético en la región externa del sistema solar era del orden de 15 microteslas, o incluso menor, a comparar con el campo magnético actual terrestre de 50 microteslas. Pero, así y todo, esta intensidad tan baja del campo es suficiente para contribuir a apelmazar gas y polvo primordiales y formar los asteroides exteriores e incluso contribuir a la formación de los planetas gigantes (Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno).

Cuando se formó el sistema solar, a partir de una espesa nube de gas y polvo, la mayor parte del material cayó, por el efecto de la fuerza gravitatoria, hacia el centro del disco protoplanetario, donde se estaba formando el Sol. Pero el material remanente, parcialmente ionizado, debió formar una especie de remolino bastante plano en el que la interacción del material del disco, ionizado y rotante, con el protosol generaría un campo magnético. Este campo ayudaría a conducir corrientes de material para formar todos los cuerpos del sistema solar.

Es por todo ello que, en regiones distantes al Sol en formación, donde el efecto gravitatorio era menor, un campo magnético, aunque débil, sin duda tuvo gran influencia en la formación de los asteroides y de los planetas gigantes.

mem/alb

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