Los jóvenes universitarios integran el pueblo cubano que «se mantiene y se mantendrá de pie y combatiendo, junto al presidente Díaz-Canel», declaró el presidente de la FEU, Ricardo Rodríguez.
En el acto conmemorativo del aniversario 153 del fusilamiento de ocho estudiantes de Medicina por el colonialismo español, Rodríguez consideró que el jefe de Estado «es continuidad en el pueblo de Fidel y de Raúl Castro (líderes de la Revolución Cubana)».
Este es el mismo pueblo, manifestó, «que se conmocionó y salió a las calles tras el asesinato de aquellos estudiantes…, que no lo olvide nadie, el mismo que no dudó en movilizarse en solidaridad con los afectados por los huracanes Oscar y Rafael».
Asimismo, el líder universitario expresó que la juventud cubana no cederá ante quienes «pretenden doblegarnos y entregarnos a la condición inmoral y antimartiana del servilismo».
Rodríguez, también, expuso que los jóvenes de la isla tienen la «obligación moral y humana» de condenar el bloqueo de Estados Unidos a Cuba y cada genocidio en el mundo, incluido el que perpetra Israel contra el pueblo de Palestina.
«La muerte de nuestros hermanos allá (en Gaza), víctimas de una barbarie neofascista, nos sangra tanto como la de los nuestros acá a manos del colonialismo español», afirmó.
Su alocución fue preámbulo de la peregrinación de miles de jóvenes desde la escalinata de la Universidad de La Habana hasta el monumento que rememora el vil asesinato, cuya avanzada ocupó precisamente Díaz-Canel.
El 24 de noviembre de 1871, mientras esperaban la llegada de su profesor Pablo Valencia, alumnos del primer curso de Medicina se dispusieron a asistir a las prácticas de disección del doctor Domingo Fernández Cubas.
De acuerdo con apuntes históricos, algunos entraron en el cementerio ubicado cerca de la escuela y uno de ellos tomó una flor que estaba delante de las oficinas, lo cual provocó la ira del celador, Vicente Cobas.
Cobas los acusó de profanar el nicho donde reposaban los restos del periodista español Gonzalo Castañón, vocero del cuerpo de voluntarios ultimado por un patriota cubano en Cayo Hueso.
Los estudiantes fueron apresados y procesados en un juicio sumarísimo, pero el fallo no fue aceptado. Se realizó un segundo proceso y se determinó condenarlos a la pena máxima.
De los arrestados, dos fueron dejados en libertad, cuatro condenados a seis meses de cárcel, 20 a cuatro años, 11 a seis años, y a ocho, de los cuales tres fueron elegidos al azar, les impusieron la pena de muerte por fusilamiento.
El asesinato fue ejecutado en la explanada de La Punta, frente al Castillo de los Tres Reyes del Morro, en La Habana.
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