En una investigación realizada por la agencia de estudios de mercado Ipsos, para las asociaciones ecologistas Club de Kioto y Legambiente, la cual fue divulgada este jueves en el sitio oficial de esa última organización, se destaca que ese rechazo es superior al del 75 por ciento, de un sondeo similar realizado hace cinco meses.
Se evidenció en esa pesquisa el temor que genera el regreso de las centrales nucleares, pues incluso entre quienes están dispuestos a aceptar las mismas, solo el 18 por ciento aprueba su construcción a una distancia mínima de diez kilómetros de sus hogares.
Prevalece además el criterio de que los costos para producir este tipo de energía son demasiado altos, y el 43 por ciento de los encuestados consideró que la recuperación de las inversiones solo se producirá en 20 años o más.
Francesco Ferrante, vicepresidente del Club de Kioto, resaltó que pese a una “campaña incesante en los medios de comunicación y las redes sociales, por parte de algunas grandes empresas y una parte importante de la política, destinada a promover el regreso de la energía nuclear en nuestro país, nuestros conciudadanos confirman su oposición”.
Ferrante calificó de impresionantes los resultados de esa encuesta, y apuntó que “afortunadamente, los italianos no se dejan seducir por las sirenas nucleares y, con razón, se centran en las energías renovables”.
Por su parte Stefano Ciafani, presidente nacional de Legambiente, manifestó al dar a conocer el documento, que la contribución cada vez menor del átomo a la producción de electricidad en el mundo, “se debe a los costes exorbitantes de esta tecnología”.
El experto argumentó que, por tal razón, en 2023 los sistemas de fuentes renovables representaron el 86 por ciento de la nueva potencia instalada a nivel mundial para producir electricidad.
“Estos pocos datos bastarían para no reabrir en Italia un debate que creíamos cerrado, dos veces, con los referéndums de 1987 y 2011”, cuando la población italiana se pronunció contra el uso del átomo para producir electricidad.
“La energía nuclear está muerta, y no fuimos nosotros, los ecologistas, los que la matamos, sino un asesino insospechado, el libre mercado, y el gobierno italiano debería tomar nota de esto”, agregó Ciafani.
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