El primer ministro, Amadou Oury Bah, calificó el hecho que dejó 56 víctimas fatales como una tragedia nacional.
El desacuerdo con un penalti fue el detonante de la riña tumultuaria en el estadio de la ciudad de Nzerekore (sur) que a su vez, como una avalancha, provocó la estampida humana que arrasó con todo lo que encontró a su paso, incluso las personas aterrorizadas que cayeron al suelo en el tumulto por abandonar la instalación deportiva.
Las trifulcas entre seguidores de equipos rivales de fútbol son frecuentes en los estadios guineanos y fuera de ellos y han llevado a la atención pública la necesidad urgente de mejorar la seguridad y el control de los asistentes a los desafíos.
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