Un comunicado de la coordinadora residente de Naciones Unidas en el país, Clementine Nkweta-Salami, reclamó respeto por el derecho internacional humanitario al recordar que los civiles nunca deben ser un objetivo.
Según reportes del organismo, los bombardeos reportados el 1 y 2 de diciembre mataron a al menos a cinco personas e hirieron a 18.
Los hechos provocaron la evacuación de un hospital y la suspensión de las operaciones sanitarias en el campamento, próximo a El Fasher, capital del estado de Darfur del Norte.
El campamento de Zamzam, asediado durante meses, enfrenta una grave escasez de suministros humanitarios críticos que provocaron desde agosto condiciones de hambruna.
«Han pasado 232 días desde que comenzó el asedio de El Fasher, que ha dado lugar a niveles inaceptables de sufrimiento humano», recordó al respecto Nkweta-Salami.
La violencia ha devastado aún más la infraestructura civil, incluidas clínicas de salud y refugios, exacerbando una situación ya de por sí grave.
«La protección [de la población civil] es primordial», insistió la coordinadora residente.
Con más de 11 millones de personas desplazadas en todo el país, la escalada de violencia ha profundizado la mayor crisis de desplazamiento del mundo.
De acuerdo con el organismo, de ese total cerca de 5,8 millones son mujeres y niños.
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