El derretimiento del material se realizó en Acerías Paz del Río, ubicada en el municipio de Nobsa, en el central departamento de Boyacá, donde ya antes se desarrolló un ejercicio similar para obtener la materia prima que luego se destinó a la producción de fertilizantes y kits agrícolas para los campesinos de la localidad.
A juicio del presidente de Acerías Paz del Río, Fabio Galán, la fundición de las armas constituye un hito en el compromiso de la industria con la paz y el progreso del país.
“Este acto simboliza la transformación de lo que una vez causó miedo y terror en Colombia. Hoy, ese acero vuelve a la tierra, se funde y se convierte en materiales útiles para la construcción de escuelas, hospitales y proyectos de infraestructura que benefician a nuestra sociedad”, declaró a Caracol Radio.
Añadió que la acción de esta jornada constituye un aporte al progreso y un mensaje claro de que puede construirse un futuro diferente a partir de las acciones que se ejecuten en el presente.
El lema que acompañó el evento fue “Destruyendo el miedo, construyendo esperanza”.
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