Faure fijó la postura de los socialistas tras un encuentro en el Elíseo con el mandatario, quien comenzó una ronda de consultas para designar a un nuevo primer ministro, tras aceptar ayer la renuncia del conservador Michel Barnier, derrocado el miércoles por una moción de censura apoyada en la Asamblea Nacional por la izquierda y la extrema derecha.
De acuerdo con el diputado, en su reunión con el jefe de Estado obtuvo el compromiso de este de llamar también a las discusiones a La Francia Insumisa (LFI), Europa Ecología Los Verdes (EELV) y el Partido Comunista (PCF), los otros integrantes del bloque progresista Nuevo Frente Popular.
Asimismo, comentó a la prensa que Macron no le impuso como condición al PS distanciarse de los insumisos para formar parte del gobierno que se gesta en medio de una crisis política sin precedentes.
Antes de la censura a Barnier y su gabinete el miércoles, solo una vez desde la V República, que inició en 1958, un primer ministro había sufrido una moción exitosa, con la diferencia de que en 1962 Georges Pompidou pudo preservar el cargo gracias a las maniobras del entonces presidente Charles de Gaulle.
El líder de LFI, Jean-Luc Mélenchon, señaló en las redes sociales que el Nuevo Frente Popular no dio un mandato a Faure para negociar en su nombre con Macron.
Por su parte, la principal figura de EELV, Marine Tondelier, estimó que el presidente de la República no quiere negociar con la izquierda, “su objetivo es humillarla”.
En tanto, el secretario nacional del PCF, Fabien Roussel, instó al jefe de Estado a construir un pacto republicano y social, que se traduzca en un gobierno en sintonía con las necesidades de los franceses y con los resultados de las urnas.
La izquierda aspira al poder respaldada por el hecho de que fue el Nuevo Frente Popular la lista que más diputados logró en las elecciones legislativas de julio, aunque sin alcanzar la mayoría absoluta, reclamó que ya Macron ignoró una vez al nombrar a Barnier y parece dispuesto a volver a hacerlo.
El argumento del mandatario es que un gobierno liderado por la izquierda caería también bajo la censura, a la cual la extrema derecha ya adelantó que acudiría si ese fuese el caso.
Francia camina por lo desconocido en su historia republicana, por lo que habrá que esperar el resultado de las negociaciones y si el jefe de Estado consigue un gobierno de compromiso y de interés general, como prometió anoche en una alocución.
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