De acuerdo con cifras de la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), la escalada de hostilidades obligó a al menos 370 mil personas a abandonar sus hogares, incluidos 100 mil desplazados en más de una ocasión.
La mayoría de quienes huyen son mujeres y niños, precisó este viernes Stéphane Dujarric, portavoz del secretario general de la ONU, António Guterres.
Miles de personas han llegado al noreste de Siria, incluidos más de 25 mil que actualmente se encuentran alojados en refugios.
Esas instalaciones se están llenando tan pronto como se les asigna un lugar, ahora que estos sitios están al tope, la gente duerme en las calles o en sus autos en temperaturas bajo cero, ya que el invierno se acerca, agregó el vocero.
Agencias como el Programa Mundial de Alimentos (PMA) estiman que las necesidades de ayuda se disiparán si la situación continúa evolucionando a este ritmo.
«Los humanitarios trabajan a ambos lados del frente. Intentamos llegar a las comunidades donde nos necesiten”, aseguró el director de coordinación humanitaria del PMA, Samer AbdelJaber.
A juicio del experto, resulta evidente el desarrollo de un punto de quiebre.
“Antes de lo que está ocurriendo la situación en Siria era muy difícil, así que estamos ante una crisis sobre otra crisis”, enfatizó el funcionario con un llamado a aumentar los fondos ante la volátil situación.
Como parte de la respuesta a la crisis, el Programa abrió dos cocinas comunitarias para proporcionar comidas calientes tanto en Alepo como en Hama.
No obstante, la ONU advierte por el agravamiento de la situación para millones de sirios impactados por años de conflicto, cuya supervivencia ahora está amenazada.
«Más de tres millones de sirios sufren una grave inseguridad alimentaria y no pueden permitirse suficiente comida», dijo AbdelJaber al asegurar que 12,9 millones de personas en el país necesitaban asistencia alimentaria antes de la última crisis.
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