Los pabellones ondearon ante la emblemática Plaza de Armas durante los cuatro años de la administración de Irací Hassler, del Partido Comunista, junto a la bandera nacional y la comunal.
Sin embargo, apenas asumió el cargo Desbordes, miembro del partido de derecha Renovación Nacional, ordenó quitarlos de allí.
Natalia Caniguan, investigadora del Centro de Estudios Interculturales e Indígenas, dijo que en una primera lectura la acción del jefe edil podría interpretarse como una forma de desmarcarse de su antecesora.
No obstante, señaló, los símbolos que retiró no representan a una administración como tal, sino a un pueblo originario y a los colectivos de la diversidad de género.
Caniguan aseguró que esa es la postura habitual de la derecha en este país, la cual no cree que indígenas y chilenos puedan convivir en un mismo territorio.
En declaraciones este sábado a Radio Universidad de Chile, la investigadora se refirió a las justificaciones de Desbordes sobre que la bandera nacional representa a todos sus habitantes.
Semejante discurso de chilenidad es superfluo porque en la práctica, aseguró, este es un país diverso, donde hay 11 pueblos reconocidos, que están vivos, vigentes y llevan a cuestas una historia de despojo y expoliación.
Más aún, recordó, el 70 por ciento de la población indígena está en la Región Metropolitana y transita por Santiago, justamente donde ahora se le pretende invisibilizar.
Mientras el antiguo diplomático Domingo Namuncura afirmó en su cuenta de X que no debe extrañar lo acontecido, pues el mundo conservador nunca ha reconocido a los pueblos indígenas como preexistentes a la nación chilena y sujetos históricos y políticos.
Recordó al alcalde Desbordes, sin embargo, que la Ley Indígena y el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo le exigen considerar la cultura, historia y tradiciones ancestrales.
En el debate también entró el escritor y periodista mapuche Pedro Cayuqueo, quien recomendó a Desbordes ser cortés y respetar para que lo respeten.
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