Justo a las 18:00, hora local, en distintas calles y plazas se dará un escenario místico, al pie de fogatas aparecerán personajes con cola y tridente, mientras muchos persiguen deshacerse de lo viejo y dar paso a lo nuevo.
El momento constituirá otra metáfora para sintetizar el deseo de diversas organizaciones sociales de cambios en las instituciones, la política, exponer determinadas frases y señalar a funcionarios.
En los últimos días vendedores inundaron las calles, esquinas de semáforos y el casco histórico capitalino con la venta de piñatas a un precio que oscila entre 15 quetzales (casi dos dólares) y mil 500 (cerca de 200 dólares), según el tamaño.
Los diseños elaborados esta vez incorporaron consignas contra la corrupción nacional, en favor de los intereses del pueblo, la verdad, la transparencia y mensajes sociales.
La zona 5 de la urbe efectuó los preparativos del Diablo Gigante, una festividad del sector con carácter multitudinario y peculiar, que quemará este sábado la figura de un centauro.
Antigua Guatemala eligió una temática satírica para la ocasión, los pobladores elaboraron figuras de cera con formas llamativas, tendrá lugar un concierto musical y un espectáculo familiar de luces artificiales para engalanar la velada.
Esta celebración mágico-religiosa acontece desde la época de la colonia cada 7 de diciembre, en el marco de la festividad de la Virgen de la Inmaculada Concepción y se acompaña de marimba, fuegos pirotécnicos y baile de toritos.
La creencia popular promueve que el diablo se esconde entre las cosas viejas que se encuentran en los hogares y por ello se deben sacar y quemar.
La costumbre –según historiadores locales- comenzó a perder su sentido original en el pasado siglo y se transformó en una oportunidad para prender fuego a basura y desechos, lo cual desencadenó fuertes críticas.
En la década de 1990 sobrevino la reflexión y coincidieron los llamados en reducir la contaminación ambiental, algo en lo cual aún se insiste.
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